Luis Pineda: «El BBVA tiene que pagar por todo lo que nos ha hecho a mi familia, a Ausbanc y a mí»
Carlos Berbell | 22/5/2024 01:00 | Actualizado: 22/5/2024 08:52
Lo tiene claro. Valora en 180 millones el daño sufrido por Ausbanc por el cierre provocado por el proceso judicial abierto contra esta asociación, que dejó en la calle a casi 200 personas.
En esta entrevista Luis Pineda cuenta que ya ha interpuesto la consiguiente demanda ante el Consejo General del Poder Judicial por anormal funcionamiento de la Administración de Justicia.
Tiene muy presente la sentencia del Tribunal Constitucional que anuló la parte del artículo 294.1 de la Ley Orgánica del Poder Judicial que decía que solo podían ser indemnizados aquellos que, después de haber sufrido presión preventiva, «sean absueltos por inexistencia del hecho imputado o por esta misma causa haya sido dictado auto de sobreseimiento libre».
El máximo tribunal de garantías lo dejó en «Tendrán derecho a indemnización quienes, después de haber sufrido prisión preventiva, sean absueltos».
Su caso.
Pineda se siente renacido tras su absolución por el Tribunal Supremo, que anuló la condena previa de la Audiencia Nacional. Habían sido 8 años, 5 por extorsión y 3 por estafa. Después de pasar ocho años civilmente muerto y con todos sus bienes bloqueados.
Tiene muy claro que los culpables de esta pesadilla que han vivido su familia y él son el BBVA y su expresidente, Francisco González, el máximo responsable de la tortura a la que se ha visto sometido.
Contra este banco anuncia una batería de demandas judiciales para que respondan por un proceso «que iniciaron ellos, ordenado por su entonces presidente».
Luis Pineda afirma que «el BBVA tiene que pagar por todo lo que nos ha hecho a Ausbanc, a mi familia y a mí».
Mientras, sigue muy de cerca la pieza 9 del caso Tándem, que lleva el magistrado Manuel García Castellón, titular del Juzgado Central de Instrucción 6 de la Audiencia Nacional. La que investiga el origen de la denuncia anónima que dio origen a la causa origen de su odisea personal.
Una «conspiración» en toda regla, «de las de libro», según el abogado, que ya anuncia el regreso de Ausbanc y de su persona a la arena profesional.
Si Alejandro Dumas existiera seguro que encontraría en este caso materia para un «best seller». Y también posiblemente Arturo Pérez Reverte, nuestro Dumas español
Señor Pineda, los expertos dicen que las historias tienen 36 argumentos básicos que, después, se intercalan y se complican. Uno de ellos es la venganza. Ese es el motor principal de la celebérrima novela de Alejandro Dumas, «El conde de Montecristo». ¿Se ve usted como un moderno Edmundo Dantés?
Sí, de alguna forma, cuando estaba en la cárcel, sabiendo que era inocente, me veía como Edmundo Dantés. Como él, yo fui la víctima de una conspiración.
Luego, repensándolo, también me vi como un templario.
¿Qué tienen que ver los templarios con Luis Pineda?
Porque nosotros, en Ausbanc, hicimos, como ellos, una organización desde la nada para servir a los demás. Construimos una organización solvente, eficiente y, sobre todo, útil para los ciudadanos.
Yo no tenía nada cuando me casé. Ni para hacer el viaje de novios. Ni casa. Al principio vivimos con nuestros padres.
A mi mujer le prometí que viajaría por todo el mundo. Y cumplí mi palabra. Ausbanc llegó a tener oficinas en Bogotá, en Caracas, en Miami, en Londres. Cuando ocurrió todo estábamos a punto de abrir una última oficina en China.
¿Y por qué su espejo en los templarios?.
Porque como les ocurrió a los templarios, fuimos objeto de la conspiración que le mencionaba. Al frente de esta se encontró Francisco González, el entonces presidente del BBVA, un advenedizo en la banca que no era, en absoluto, un buen gestor.
Él fue el que me produjo esta pesadilla a la que el Tribunal Supremo ha puesto fin con la absolución de Ausbanc y de mi persona.
Edmundo Dantés se tiró 14 años en el castillo de If, una prisión en una isla cerca de Marsella. Usted ha estado en prisión preventiva 3 años…
Fueron 8 años.
Fue detenido en abril de 2016 y permaneció en prisión preventiva hasta abril de 2019. Eso suman tres años.
Mi pesadilla ha durado, en total, 8 años. Hoy [por el pasado 16 de mayo, cuando se hizo esta entrevista] he recogido el pasaporte en la Audiencia Nacional. Después de ocho años. Durante ese tiempo he sido un apestado.
Estuve muerto civilmente. La absolución del Supremo me ha devuelto mi dignidad y mi honor. Porque era inocente y así lo ha reconocido el máximo órgano que es la cúspide de la justicia española.
Pero nadie me quita haber estado el primer año en el módulo de máxima peligrosidad de la cárcel de Estremera, en Madrid. Pasado ese tiempo pase a otro mucho más liviano. Era evidente que trataron de quebrarme mentalmente. No lo consiguieron. Aquí estoy.
¿Cómo afrontó esos años?
Leyendo mucho. A Santiago Posteguillo, entre otros. Me encanta Roma. La base de nuestro mundo es el derecho romano, que no ha sido superado. También escuchando música y haciendo mucho gimnasio. Me puse como un toro. Y ayudando, como abogado, a muchos de los que, como yo, estaban allí. Recuerde que soy abogado. Me estudié el derecho penitenciario y fui bastante eficaz, por los resultados que obtuve.
Edmundo Dantés contó con una ayuda providencial: el abate Faria. Una figura que, en su caso, fue una conocida firma de abogados, Durán & Durán. No le contaron dónde estaba el tesoro, pero creyeron en usted y le dieron su apoyo y sus conocimientos.¿Cuántos abogados tuvo usted antes de que asumieran la causa?
Dos, que se comportaron incorrectamente. El primero me dijo que jamás volvería a ver la luz. Lo único que me pidió fueron los poderes de una sociedad que teníamos en Colombia, y que todavía no había sido intervenida, para poder sacar el dinero a través de un testaferro.
El segundo abogado hizo un trabajo excelente hasta que sus intereses colisionaron con los de otro conocido cliente que había tenido relación conmigo. Un día desapareció.
«Estuve muerto civilmente. La absolución del Supremo me ha devuelto mi dignidad y mi honor. Porque era inocente y así lo ha reconocido el máximo órgano que es la cúspide de la justicia española»
Durán & Durán asumió su defensa en el juicio de la Audiencia Nacional, donde fue condenado a ocho años de cárcel, 5 por un delito de extorsión y 3 por un delito de estafa. Fue un juicio larguísimo. Después el Supremo, hace apenas dos meses, le absolvió de todos los cargos. La sentencia lo ha dejado todo muy clarito: No culpable.
En este procedimiento yo he sido la víctima. ¿Por qué? Porque traje transparencia y claridad al mundo de la banca. Ausbanc era muy molesto. Lo van a entender sus lectores. El problema siempre ha estado en ejecutar las sentencias.
Uno de mis primeros casos, para el que fui contratado como abogado, fue para ejecutar una sentencia contra el Banco Hipotecario, el antecesor de Argentaria que luego se integró en el BBVA.
La sentencia llevaba tres años sin ejecutarse. Era una sentencia del Supremo y yo la saqué adelante. Por eso digo que Ausbanc, desde el principio, fue útil.
En una de mis muchas intervenciones ante el TJUE el presidente utilizó este término útil. ‘Aquí lo que queremos es ser, sobre todo, útiles’, me dijo. La utilidad es esencial en derecho. Ese ha sido siempre nuestro norte.
Hacer una sentencia confusa que luego es difícil de ejecutar, que suele ocurrir, genera una complejidad terrible para el justiciable y una inutilidad abrumadora. Los bancos abusaban con naturalidad de los juzgados que, en muchas ocasiones se convirtieron en sus cobradores del frac.
Nosotros le dimos la vuelta a todo eso. Conseguimos que se ejecutaran las sentencias. Este era el quid de la cuestión.
¿Pedía usted costas?
Les decíamos a las organizaciones financieras y a las empresas, les vamos a pedir un poco más que las costas ordinarias. Va a gastarse usted ese dinero en algo útil, en publicidad de su entidad en nuestros medios. Era voluntario. En contra de lo que se ha dicho, la publicidad no llegaba al 30 % de la facturación de Ausbanc.
Al hacer publicidad nacían nuevos productos y hacía que las cosas se hiciesen bien. Generamos un mercado más eficiente y transparente a través de una publicidad solvente. Teníamos un equipo de análisis de la publicidad que rechazaba algunos anuncios o pedíamos que los cambiasen.
La sentencia del Supremo no ve los delitos de los que se le acusaban. En el caso de la extorsión, el ponente, el magistrado Leopoldo Puente, dice que no alcanza el nivel de intimidación que requiere el tipo.
Eso dice la sentencia del Supremo, así es. No había nada ilegal en nuestra forma de operar. También supone un fracaso mayúsculo de la Sección Cuarta de la Audiencia Nacional. La que nos condenó.
El registro que nos hicieron fue ilegal, y lo dice la sentencia. No han faltado evidencias. Estaban todas encima de la mesa. Y a pesar de todo, en la Audiencia Nacional dictaron esa sentencia injusta. Mi opinión es que los tres magistrados deberían dimitir. Porque su trabajo no se sostiene cuando el Supremo les ha impuesto un correctivo tan claro y escandaloso como este.
¿Se siente rehabilitado?
Vuelvo a ser un ciudadano de pleno derecho, sí.
¿Cómo ha cambiado su entorno después de la sentencia?
Mi entorno, el de verdad, no ha cambiado nada. Siempre he tenido el apoyo de mi casa, de mis vecinos. De la gente del pueblo en el que paso gran parte de mi tiempo, Villamayor de Campos, en Zamora. En el resto, ha habido un invierno nuclear y frío que ahora se está tornando en primavera.
Es decir, ha dejado de ser un apestado…
Es que la gente no se hace una idea cabal de lo que es pasar por todo esto. Porque la Audiencia Nacional te bloquea todos los recursos económicos. Te deja sin un euro. A mi esposa y a mí nos bloquearon todas las cuentas que teníamos pero también las que teníamos con nuestros hijos, que ya eran adultos.
«Voy a serle sincero, no me mueve la venganza. Me mueve la justicia», afirma Luis Pineda
¿Y cómo sobrevivieron?
Vendí todo lo que tenía. Un reloj Hublot que me regaló mi mujer, que me hace mucha ilusión porque era una edición del Puerto Banús y su malagueño y todos los relojes que tenían las plumas que tenía. Los vendimos legalmente y encima pagamos a Hacienda; teníamos los recibos de compra.
Fue un ingreso extraordinario. Lo vendimos todo por muchísimo menos de la mitad del precio. Y con eso sales adelante como puedes. Y luego todos nuestros hijos hicieron piña.
¿Cuántos hijos tiene?
Cuatro. Todos ellos han contribuido a capear esta tormenta que parecía interminable. Nosotros pagábamos lo que podíamos. La luz, el supermercado, el gas. La acumulación de deudas es brutal: la comunidad de vecinos, el IBI, el impuesto de vehículos… Se te junta todo, Y encima Hacienda.
El IVA trimestral de sociedades. Todo se multiplica por cuatro. Cuando sales de la cárcel solo tienes deudas. La situación es muy angustiosa. No se la deseo a nadie. Esto destruye a cualquier ser humano. A mi mujer, Rosa, le pidieron 40 años de cárcel.
Supongo que durante el tiempo que pasó en prisión pudo reflexionar y analizar si hubo algún momento en el que pudo haber evitado lo que le ha pasado después.
Sí, claro. A mí me ofrecieron 12 millones de euros por abandonar el contencioso de las cláusulas suelo.
¿Quién le ofreció ese dinero y cuándo?
Fue Francisco González, el presidente del BBVA. Ocurrió en Formigal, en diciembre de 2012. Mi familia y yo estábamos hospedados en un hotelito pequeño. Habíamos ido a esquiar. Era por la mañana. González me dijo que esa tarde se iba a dar un masaje y que quería hablar conmigo. Por la tarde, apareció en bata, como iba yo. Se sentó a mi lado.
Se abrió su bata, como para decir que podíamos hablar porque no había micrófonos. De presidente a presidente.
Me dijo que me estaba equivocando, que el futuro estaba en el BBVA, no en el Santander, y que nos podía ayudar mucho. Me ofreció 6 millones de euros. Yo debí poner tal gesto que inmediatamente después añadió ‘y otros 6 millones fuera de España’. Porque compartíamos mercados. Teníamos delegaciones en Venezuela, Colombia, Miami, igual que el BBVA.
¿Qué le contestó usted?
Me quedé perplejo. Con un tono socarrón y un poco soberbio le dije: Si crees que me hace falta dinero, estás muy equivocado. Tenéis que rectificar o hacer algo muy grande.
12 millones de euros. ¿Por qué ese interés?
Pocos meses después, con Ausbanc obtuvimos una gran sentencia en el Tribunal Supremo el 9 de mayo de 2013. La sentencia declaró nulas por abusivas las cláusulas suelo incluidas en los contratos hipotecarios, que establecían un interés mínimo a pagar por el prestatario incluso si el tipo de interés variable bajaba por debajo de ese mínimo.
Estas cláusulas impedían que los consumidores se beneficiaran plenamente de las bajadas del Euribor u otros índices de referencia.
Luego, en diciembre de 2016 el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, en otra sentencia histórica, dictó que las cláusulas suelo en los contratos hipotecarios no solo debían ser transparentes sino que debían ser sometidas a un control de transparencia para evitar que fueran abusivas.
El principal perjudicado era el BBVA, que no cumplía con nada de todo esto.
Supongo que, como a Edmundo Dantés, lo que ahora le impulsa es la venganza.
Voy a serle sincero, no me mueve la venganza. Me mueve la justicia.
Eso mismo pensaba el conde de Montecristo. ¿Va a reconstruir Ausbanc?
Sí, claro. Va a ser mejor que antes. Ausbanc es una marca extraordinaria dentro y fuera de España. Pero esta vez vamos a optar por el “outsourcing”.
¿Por qué con contrataciones externas?
Porque el tiempo ha pasado y las cosas se pueden hacer de una forma más eficiente. A lo mejor no tienes que editar una revista sino llegar a un acuerdo con una publicación, montar un noticiario…
¿Cuánta gente empleaba Ausbanc?
Cerca de 200 personas, entre abogados, equipo administrativo, de contabilidad y logística. Publicábamos 10 revistas: Alcúzar, la revista más importante del sector olivarero en el mundo, Dinero y Salud, TVB, Club de la Vida Buena, La tierra que todos desaríamos, la revista Ausbanc, y los periódicos Mercado de Dinero España, Mercado de Dinero Colombia, Mercado de Dinero Venezuela, Mercado de Dinero Miami y Money Market en Londres.
Y luego todas ellas estaban en Internet.
«No se puede usted estar orgulloso del sistema judicial si no compensa adecuadamente a aquellos a los que ha dañado gravemente. No puede ser que le imponga a un hospital el pago de una indemnización de 4 millones de euros por alguna mala praxis médica y que a alguien a quien el Estado ha destrozado literalmente la vida le compense con 70.000 euros. Sería una broma»
¿En cuánto valora y cuantifica el daño sufrido?
El daño sufrido por Ausbanc, 180 millones de euros.
¿Y a usted, personalmente?
La gente puede creerlo o no, pero cuando lo que haces te enamora, te gusta, tienes pasión. Te identificas con ello, y ganas dinero suficiente para pagar tus gastos, y hasta te queda algo…
A mí el dinero no me preocupaba. Me preocupaba la gestión del mismo, obtenerlo, conseguirlo. Nosotros queríamos hacer el bien. Ser útiles.
¿Va a interponer alguna demanda?
Ya lo he hecho. Por anómalo funcionamiento de la Administración de Justicia.
Sería histórico que le reconocieran un daño de 180 millones de euros por anormal funcionamiento de la Administración de Justicia. Ya se lo digo. Recuerde el caso de Sandro Rosell, que también se pasó dos años en prisión preventiva y que resultó absuelto, como usted. Rosell reclamó 29 milllones de euros y le reconocieron 18.000.
Las instituciones tienen que ser razonables.
No se puede usted estar orgulloso de un sistema judicial si no compensa adecuadamente a aquellos a los que ha dañado gravemente. No puede ser que se le imponga a un hospital el pago de una indemnización de 4 millones de euros por alguna mala praxis médica y que a alguien a quien el Estado ha destrozado literalmente la vida le compense con 70.000 euros. Sería una broma.
Una demanda que ha presentado ante el Consejo General del Poder Judicial. ¿Y en la jurisdicción penal?
En la jurisdicción penal está la pieza número 9 del caso Tándem, en la Audiencia Nacional. El juez García Castellón está investigando cómo el BBVA se sirvió del comisario Villarejo para presentar una denuncia anónima falsa contra Ausbanc y contra mí. Para destruirnos.
Desde la Policía se hicieron dos informes sobre la denuncia falsa que fueron enviados, después, a la Fiscalía. Sobre esa información «fake» elaboraron la querella que me llevó a mí a la cárcel. Como ve, una conspiración en toda regla.
El BBVA ha reconocido después que esa denuncia anónima fue el origen de la querella. E, incluso, se erigieron en acusación particular contra Ausbanc y contra mí, pero antes del juicio, en la Audiencia Nacional, se retiraron bajo el riesgo de cometer estafa procesal.
Ausbanc había ganado todos los juicios contra el BBVA por cláusulas abusivas. Lo que me ha sucedido a mí es una represalia por nuestras victorias legales. Querían quitarnos de en medio. Lo han conseguido durante ocho años. Pero estamos de vuelta.
¿Y por la jurisdicción civil?
Bueno, cada día me aparece un daño nuevo. Las estoy definiendo. Estas serán por la jurisdicción civil. Tenga en cuenta que han pasado solo dos meses desde que me absolvieron. Estoy en fase de recapitulación. Pero de una cosa estoy seguro, el BBVA y yo nos veremos las caras en los tribunales.