El toro que se subió al tejado: la historia de un encierro surrealista en Villalpando
Los encierros son una tradición centenaria que se celebra en muchas localidades de España, especialmente en Castilla y León. Consisten en correr delante de los toros bravos por las calles del pueblo, con el riesgo y la emoción que ello supone. Sin embargo, a veces los toros pueden sorprendernos con comportamientos inesperados, como el que protagonizó uno de ellos en Villalpando, un municipio zamorano de unos 1.500 habitantes.
El pasado 15 de agosto, con motivo de las fiestas patronales de San Roque, se celebró el tradicional encierro de Villalpando, que consiste en trasladar los toros desde la plaza de toros, situada a las afueras de la villa, hasta los corrales de La Solana, en el centro del pueblo. Pero lo que nadie esperaba es que uno de los toros se escapara del recorrido y se subiera al tejado de una casa.
Según cuentan los testigos, el toro se desvió del camino y se dirigió hacia unas pacas de paja que había junto a los corrales. Allí, aprovechó la altura para saltar al tejado de un edificio de planta baja que pertenece a una peña. El animal se quedó allí unos minutos, mientras los vecinos y los visitantes observaban atónitos la escena. Algunos incluso grabaron vídeos y los compartieron en las redes sociales.
Pero la aventura del toro no terminó ahí. El tejado, hecho de uralita, no pudo soportar el peso del animal y se derrumbó. El toro cayó al interior del local, donde no había nadie en ese momento. Afortunadamente, el animal no sufrió heridas graves y pudo ser rescatado por los organizadores del encierro.
El suceso causó gran revuelo entre los asistentes al encierro, que no daban crédito a lo que habían visto. Algunos lo calificaron como un hecho histórico y único, mientras que otros lo tomaron con humor y bromearon sobre el origen del toro. Una colaboradora del programa Zapeando dijo que el toro era de Birmingham porque «tiene lo del ‘balconing’ súper interiorizado».
Lo cierto es que este encierro quedará para siempre en la memoria de Villalpando y de todos los que lo presenciaron. Un encierro surrealista que demuestra que los toros son imprevisibles y que pueden dar más de una sorpresa.
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